Canto I
Meditaciones de Afrodita en el nido de Ares
Pensaba en la importancia de poder arraigarse a algún lugar
Pensaba en el compromiso de aprender a mirar otro cuerpo
En el trabajo de recorrer una piel que no es la propia con manos atentas
En la posibilidad de leer una nueva historia desde un olor desconocido
En la humedad de una boca que no se esconde y me alimenta
En la textura de un semen que no se niega y me derrama
En el silencio de una conciencia que se asusta de tanta emoción y prefiere huir
En una mirada que limpia el miedo y me abriga de amor
En el amor que me reinventa
Me justifica
Me acuna
Me penetra
Me ama
Me calla
Me ríe
Me nace
Me hace
Y nuevamente me vuelco a pensar en el momento en que sostuve que el amor era un milagro y si tenía que encontrarlo, lo iba a hacer. Dos horas después te conocí, diez horas después me iba de tu casa, un mes después, me di cuenta que te gustava mucho y yo sigo esforzándome por aceptar todo esto que pasó.
Deseo ser virgen de tanta pesada soledad pasada.
El amor divino imprimió movimiento a los astros, el amor humano justifica la existencia. Vos no pudiste justificarla y cómo ibas a hacerlo, si tu dios te debía otro destino.
Quedamos separados. Todo lo que vino después me hizo daño.
Certeza es el límite que divide la vida de la muerte.
Te pido que me ayudes a terminar nuestro proyecto. Yo seré la luz, vos serás la sombra.
El universo es uno, todos somos uno. Te amo.
Canto II
Meditaciones de Afrodita en comunión
Gracias, gracias, gracias.
A Dios.